Mi primer nobeso

Después de esa noche quedamos de vernos al siguiente día.

Pasé por ella temprano, es decir, de día; no se si íbamos al cine o a comer o lo que sea. Recuerdo que la vi salir de su casa y sonreí, seguía sin creer lo que había pasado apenas unas horas antes.

Caminamos hasta encontrarnos. “Hola”. Ella me estaba saludando con un pequeño beso en la boca y yo puse la mejilla.

No se por qué hice eso, fue un reflejo.

 

Hasta hoy me sigo mortificando por ese primer nobeso.